Pedir ayuda.
Las autolesiones son
un problema serio que requiere ayuda profesional. Es probable que la persona no
lo haya contado por vergüenza, culpa o miedo a lo que pensarán los demás. A
veces temen que se les ingrese. Debemos mostrarnos comprensivos y dejar que la
persona nos pueda hablar de su problema. Si lo ha estado ocultando está claro
que no era para llamar la atención. La reacción más típica de la gente es
ignorar las autolesiones por lo espeluznantes que resultan vistas desde fuera,
sí, son impactantes pero no debemos dejar que el afectado lo note, por mucho
que nos cueste es mejor dejar que se explique y que sepa que le vamos a apoyar
sin mostrarnos asustados, impactados o asqueados (la mayoría de la gente no
soporta hablar de temas así), tampoco debemos hacer como si nada. Deben
percibir la gravedad de la situación pero desde el apoyo. Debemos saber que el
hablar de ello no va a empeorar el caso, es más le va a permitir a la persona
utilizar una vía de expresión o liberación diferente a la habitual (las lesiones).
Debemos tranquilizarle sobre sus miedos (suelen temer que los demás piensen que
está loco o que es peligroso). Debemos decirle que queremos ayudarles y que no
va a pasar nada malo, que cuenta con apoyo y que ir a hablar con un psicólogo
no implica que se le vaya a ingresar en un hospital, esto solo se realiza en
casos graves o cuando hay un peligro para la persona (en todo caso por su
propio bien), de todas maneras las estancias son breves y solo mientras dura el
episodio.

A mucha gente le dan miedo las personas que se autolesionan
y esto les hace a ellos sentir peor. Las personas que se autolesionan no
suponen un peligro para los demás, no son agresivos (por regla general) hacia
los demás ni van a hacernos daño. Si es cierto que puede que acaben autolesionandose
delante nuestro pero lo más probable es que lo hagan de todas maneras con lo
que nuestra presencia en todo caso puede ayudar.
En algunas ocasiones se les recetarán ISRS (antidepresivos)
por su función reguladora de la serotonina y del estado de ánimo (alteración
asociada a estos episodios). También pueden recetárseles antipsicóticos.
En cualquier caso la terapia psicológica debería ser
obligatoria, es imprescindible. Desde ella se abordarán técnicas conductuales y
cognitivas que modificarán la conducta y los pensamientos asociados a ella, y
nos permitirán entender porque la persona empezó a autolesionarse.
Solo el 10% de personas que se autolesionan pide ayuda, el
resto sufren en silencio.
Si tú o alguien que conoces se autolesiona aquí hay algunas
estrategias que pueden servir en el
momento de necesidad para evitar
autolesionarte. Algunas permitirán canalizar la ira, otras sentir la sensación
de una lesión sin llevarla a cabo realmente.
·
Pintar con un boli rojo la piel en lugar de
cortarla.
·
Cubre con vendajes el lugar donde te gustaría
cortarte.
·
Crea una herida con maquillaje.
·
Golpea una almohada o saco de boxeo.
·
Haz ejercicio físico.
·
Gritar o hacer mucho ruido con instrumentos o lo
que sea.
·
Escribir lo mal que nos sentimos y luego romper
el papel o estrujarlo. Escribir en un diario.
·
Hablar con un amigo (no necesariamente de la
autolesión).
·
Pintar o hacer algo artístico que represente
nuestros sentimientos en ese momento.
·
Coger cubitos de hielo con la mano.
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